Libro "Viaje en torno al globo". La aventura de Magallanes contada por Pigafetta.
Actualizado: 27 abr 2022

El sábado 6 de septiembre de 1522 entra en el puerto de Sanlúcar una deteriorada embarcación y su tripulación española: la Nao Victoria. Son solo 18 hombres, de los más de 250 que, tres años antes, habían zarpado desde ese mismo puerto hacia la aventura de encontrar una ruta hacia las codiciadas especias de las Islas Molucas (Indonesia), al mando del comandante portugués Fernäo de Magalhäes (Fernando de Magallanes). Los comerciantes, estibadores, todos quienes trabajan en el puerto, se detienen y miran asombrados esos espectros que asoman por la borda. Sus cuerpos famélicos hacen las últimas maniobras con desganada energía y sus ojos ahuecados observan con el vacío de quienes han sufrido y visto el espanto de penurias inimaginables. Nadie podría creer que esos esperpentos de hombres son los protagonistas de una de las mayores aventuras de todos los tiempos: ser los primeros en dar la vuelta al mundo.
Más de catorce mil leguas navegadas, un nuevo océano, territorios y un paso español para el oriente, descubrimientos del uso horario, motines, enfermedades, conspiraciones, hambre, pero por sobre todo, aventuras que son conocidas gracias al diario de un gentilhombre italiano que logró integrarse a la expedición moviendo influencias y pagando su pasaje porque “sabía que navegando en el Océano se observaban cosas admirables” y que publicó con el nombre de “Primer Viaje en Torno al Globo”. Su autor, Antonio Pigaffeta.
El libro “Viaje en Torno al Globo” de Pigaffeta tiene la gracia de ser la única evidencia de primera fuente, que existe sobre aquella travesía y al leerlo no se conoce un libro de historia, se lee la historia misma produciendo vértigo y las sensaciones de estar junto a los aventureros. No existen otros registros, ya que la bitácora del comandante Magallanes fue perdida, o los capitanes que quedaron a cargo la hicieron desaparecer, después de su muerte el día 21 de abril de 1521, combatiendo en la isla de Mactan (Filipinas). Los relatos de Pigafetta, son francos y honestos, pero también llenos de fantasía, de detalles, muchos de ellos ingenuos, sobre rasgos antropológicos, comercio, política local, especies desconocidas, incluso detalles de índole sexual que son descritos con frescura y naturalidad. Pero en lo relacionado a los sucios manejos políticos y traiciones sufridas por Magallanes durante la travesía, Pigafetta, se mueve con mucha cautela sin involucrarse mucho en el tema.
Sobre su paso por el Brasil, Pigafetta describe animales extraños: “Hay cerdos, que nos parecieron tener el ombligo sobre la espalda, y unos pájaros grandes cuyo pico se asemeja a una cuchara, pero que carecen de lengua” En tierras más australes, Pigafetta describe a otro animal extraño: “este animal tiene cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y cola de caballo; relincha como este último”. ¿Se refería a los guanacos?. Pero sin lugar a dudas el supuesto gigantismo de los patagones (nombre puesto por Magallanes debido a los zapatos de piel que usaban y que hacían parecerse a los pies de un gigante), es algo que no tiene pruebas. ¿Sensacionalismo? ¿exceso de entusiasmo? Lo cierto es que no existen vestigios de esos supuestos gigantes y que los describe así: “Un día, cuando menos lo esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Esteba sobre la arena casi desnudo y cantaba y danzaba… este hombre era tan grande que nuestras cabezas apenas llegaban a su cintura”
Cruzado el estrecho, Pigafetta señala que llegaron al gran mar, que bautizaron como Mar Pacífico, debido a que durante los tres meses y veinte días y cuatro mil leguas de navegación “no hubo la menor tempestad”. Sin embargo durante ese trayecto sufrieron penurias inimaginables, como no beber agua fresca o alimentos frescos y “para no morir de hambre llegamos al terrible trance de comer pedazos de cuero con que se había recubierto el palo mayor”, señala Pigafetta, entre otros alimentos muy alejados de lo goumert y que aparecen detallados en su libro. Cada día era una aventura, llegar a las Molucas fue una aventura.
Para quienes deseen leer una historia novelada de aquella aventura, recomiendo el libro ““Conquistador de los mares: la historia de Magallanes” (1938) del escritor Austriaco, Stefan Zweig, quien en un viaje en vapor hacia Brasil, con todas las comodidades de ese tipo de transporte, se imagina a aquellos valerosos hombres “partiendo en sus frágiles barcas de pescador hacia lo desconocido, ignorantes de los derroteros, perdidos en lo infinito, continuamente expuestos al peligro, al capricho de las inclemencias del tiempo y a todas las torturas de la escasez. Sin luz en la noche, sin más bebida que el agua tibia de las cubas y la que recogieran de las lluvias; sin más comida que la sosa galleta y el tocino rancio, y aun faltos días y días de esta somerísima alimentación. Ni una cama, ni el oasis de una tregua, infernal el calor, sin misericordia el frío, y además la conciencia de la soledad”. Bueno, cuando se refiere a leer biografias, Zweig es mi primera elección. Otro valor que tiene este libro es que explica con mucho detalle las razones y la importancia para la corona española contextualizando así el viaje de Magallanes.
Esteban Escalona, escritor